
por Minuto Fueguino
El estudio posiciona a la Argentina como el tercer pais de América Latina con mayor consumo diario, detrás de Brasil -que lidera el ranking con un promedio de 9 horas por día. y Colombia, con 7 horas. En el país, el uso se reparte entre actividades laborales, entretenimiento y redes sociales, marcando una fuerte dependencia del dispositivo.
En la actualidad, el celular dejó de ser un lujo para convertirse en una extensión de la vida cotidiana. Desde gestionar tareas laborales hasta consumir contenido y comunicarse, el teléfono ocupa un lugar protagónico en la rutina diaria de millones de personas. Según el mismo informe, el 69,4% de la población mundial -más de 5.600 millones de personas ya utiliza dispositivos móviles, mientras que el acceso a internet alcanzó al 66 % de los habitantes del planeta. Este crecimiento constante en la conectividad refuerza el vínculo directo entre el tiempo de uso y los cambios en los hábitos sociales.
Pero este aumento en el tiempo frente a la pantalla no está exento de consecuencias. Especialistas advierten sobre el "sindrome de la vista digital", caracterizado por fatiga ocular, sequedad y visión borrosa. A esto se suman problemas posturales, sobrepeso y sedentarismo, así como un impacto emocional creciente: ansiedad, irritabilidad y dificultades para socializar son algunos de los efectos más comunes vinculados al uso intensivo de pantallas.
Uno de los focos más sensibles es el uso de dispositivos por parte de los niños. Un estudio reciente de la Agencia de Investigación para Infancias, basado en 7.000 casos, reveló que el 46% de los niños de entre 6 y 9 años ya usa celulares como parte de su rutina diaria. La psicopedagoga Anabella Arias advierte que la exposición temprana a contenidos desordenados y estímulos rápidos puede afectar el desarrollo cognitivo y emocional de los más chicos: "Los cambios de conducta, alteración del sueño, irritabilidad y desconcentración son señales claras de un uso excesivo.
En tanto, la psicóloga Camila Mazzucchelli sostiene que se está viendo un aumento en la ansiedad social en edades tempranas, y remarca que las pantallas pueden interferir con habilidades como la empatía, la interpretación del lenguaje no verbal y la resolución de conflictos.
La respuesta no está en prohibir, sino en regular. Establecer rutinas, crear espacios sin pantallas en el hogar (como el comedor o los dormitorios), y acompañar a los chicos durante el uso de tecnologia son algunas de las estrategias más recomendadas.
La pediatra Magali Alvarenque recuerda que, según la Sociedad Argentina de Pediatría, no se recomienda el uso de pantallas en menores de 2 años, y que entre los 2 y 5 años debería limitarse a media hora o una hora diaria como máximo.
"Sabemos que las familias están informadas y que muchas veces el celular aparece como una herramienta útil o una salida ante situaciones difíciles. No se trata de juzgar, sino de ofrecer alternativas", explicó.
En un mundo donde la conexión es permanente, el verdadero reto es aprender a desconectarse a tiempo. Promover el uso responsable de la tecnología, tanto en adultos como en niños, es clave para cuidar la salud mental, física y emocional en tiempos donde el celular, aunque útil, no puede reemplazar los vínculos humanos ni el descanso necesario.