
En los días de Mayo de 1810 los habitantes de Buenos Aires, que registran en su historial el antecedente de haber vencido y batir en retirada a los ingleses, -el mejor ejército del mundo de esa época-, en las invasiones de 1806 y 1807, lograron en mayo de 1810 un triunfo decisivo hacia la gesta independentista del cono sur de América.
La Revolución de Mayo promovió el proceso de formación de juntas de 1808 a 1811, -Quito, La Paz, Chuquisaca, Santiago, Asunción, Montevideo, México, Caracas-, que desconocieron y rechazaron el hegemonismo del antiguo virreinato y crearon un nuevo ordenamiento político, social y económico. En lo referido al diseño institucional político erradicaron el régimen monárquico, autocrático y burocrático, en el que el virrey era la réplica colonialista del rey, creando un proceso de naturaleza republicana que se consolida y expande en el continente.
El 25 de mayo se oficializó la creación de la Primera Junta de Gobierno, presidida por Cornelio Saavedra. El primer Estado nacional argentino no fue la realización de un solo día, la Revolución de Mayo fue un proceso que se extendió durante toda la Semana de Mayo de 1810, que abarcó lo sucedido a partir del viernes 18. La fecha elegida para recordar esta gesta es el 25 de mayo, día de la creación de la Junta Provisoria Gubernativa de la capital del Río de la Plata, que luego pasaría a nombrarse Primera Junta y fin del mandato del ex virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, representante de la Corona española, ante la caída de la Monarquía de España en manos del ejército francés de Napoleón Bonaparte, ocurrida dos años antes.
Al llegar dichas novedades al Río de la Plata, comenzó la gesta revolucionaria que derivó en el nacimiento del primer Estado nacional argentino, dando inicio a la lucha independentista que se consumó seis años después, el 9 de julio de 1816 en el Congreso de Tucumán.
La revolución de mayo fue una revolución social, porque los nativos criollos asumieron y ejercieron las principales posiciones de poder, incluyendo las eclesiásticas. Dispusieron medidas que crearon un nuevo modelo de sociedad; entre las más relevantes se registra el fin del tributo indígena y la libertad de vientres comenzando a poner fin al esclavismo.
Fue una revolución económica porque instituyó la libertad de comercio y abrió definitivamente las compuertas a esa actividad clausurando trescientos años de un asfixiante modelo colonial de sujeción.
La Primera Junta fue parte de un fenómeno continental que abrazaron las ideas liberales y republicanas originarias de Francia y Estados Unidos, introduciendo un conjunto de cambios decisivos que concluyó con la independencia de Hispanoamérica. Un proceso que, con distintas características, culminó en Cuba hacia finales de siglo veinte y se adelantó casi 150 años a la independencia de la mayoría de los países, -que estuvieron sometidos al régimen colonialista-, en Asia y África.
La Revolución de Mayo se impuso ante el imperio español, que era una monarquía, propietaria de toda la América hispana, que perdió el poder a manos de Napoleón y que produjo un vacío de autoridad. En toda América y en España se constituyeron Juntas de gobierno que asumieron el poder real. Muchos religiosos participaron de la revolución con protagonismo fundamental. Aunque conservadores allí estaban, venían de un reformismo en sus ideas que diferenciaba a los curas criollos de los españoles. Las ideas revolucionarias de Moreno, Belgrano, Castelli y otros pensadores, fueron el sustento doctrinario del proceso revolucionario. Pero la revolución fue un conjunto de fenómenos que dieron nacimiento a la nueva nación en el orden mundial.
Los desafíos actuales que la historia ayuda a visualizar, aprendiendo del pasado, interpretando el presente y visualizando el futuro, nos invita a reflexionar sobre las asignaturas pendientes en nuestra patria. Hay una expresión muy arraigada: “hoy como ayer”, la invocamos porque nos duele la realidad que transitamos. Podemos repetir con nuestro insigne patriota Manuel Belgrano “¡Ay, patria mía!”, sus últimas palabras , expresando el dolor ante los sufrimientos irredentos de nuestros compatriotas más necesitados.
Este 25 de mayo los/as argentinos/as y especialmente /as riojanos/as soportamos las perjudiciales consecuencias de la actual gestión de gobierno del presidente anarco capitalista Javier Milei y su cruel política de la motosierra y licuadora contra las provincias y su desprecio a los valores republicanos y democráticos sobre los que se construyó nuestra nación.
La actual desafección republicana, evidenciada con la escasa participación ciudadana en las elecciones de medio término celebradas este año en curso, nos exhorta a fortalecer el compromiso con nuestras instituciones republicanas y el deber de consolidar la democracia que recuperamos hace cuarenta y dos años.
Esta realidad nos demanda repensar estos y otros temas, para perfeccionar y consolidar la democracia en este siglo XXI del tercer milenio.
El 25 de Mayo de 1810 es un día con historia propia y vigencia permanente. Fue el suceso decisivo para una nueva nación, de la que aún se desconocían sus límites territoriales y su forma de gobierno. Es nuestro deber cívico y compromiso patriótico honrar esta fecha patria, sus nobles designios y elevadas aspiraciones. Los cuarenta y dos años de la restauración democrática nos convoca a ser virtuosos ciudadanos porque una sociedad es un vínculo permanente entre quienes estamos en este presente y los que nos precedieron y quienes habrán de nacer en el porvenir.
En esa conmemoración patriótica nuestros antecesores cruzaron el Jordán de la historia y alumbraron una nueva nación en la faz de la tierra. En homenaje y reconocimiento a nuestro pasado histórico, que nos convoca y compromete, aportemos lo mejor y más virtuoso de nuestras capacidades y virtudes personales para contribuir a lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.-
Dra. Isabel Marta Salinas – La Rioja, 25 de Mayo 2025.-